Historia #160: Resaca





−Hijo, esa cara, qué te pasa.
            −Tengo la media caña, mamá, quiero puro morir.
            −Pa’ qué tomai’ tanto po’, cabro güeón, si después andai’ como perro envenena’o.
            −Pucha, mamá, es que no lo puedo evitar; pero ya, no tomaré más, lo juro por… Espera, me están llamando por teléfono… ¿Aló, sí? ¡Ah, hola! Sí, sí, estoy en mi casa. ¿Una chela piola? ¡Ya, voy al tiro! Oh, lo siento, mamá, pero debo irme. Mis amigos me están esperando para…, digamos, rezar unos rosarios.
            −Cabro culiao’…