Poema #12: Precipicio



La ciudad se mueve rápida,
indiferente a tu hermosa risa.
Se mueve rápida
y nos quedamos sin aliento,
tumbados en el pecho del otro,
mientras los vehículos avanzan frenéticos,
con sus luces y sus ruidos,
con su rabia y sus chillidos.
Todo avanza
y yo sólo quiero
que todo pare,
que la luz se detenga
en tus ojos
y este viaje continúe por siempre,
que no haya un límite
y nos perdamos
en la infinidad de la negrura,
cayendo por siempre
en ese precipicio creado en tus pupilas,
en tus ojos,
en tus labios,
en la negrura de la infinidad misma.

Poema #11: Frío los misterios



Frío los misterios que nos encierran indiferentes,
sellando cláusulas sin nuestros permisos,
paseando sus rostros frente a la gente sin sentir
vergüenza, fatiga, ni el odio arrojado.
Frío los santos que piden rezos,
que serenos nos miran morir en la tierra,
pudriéndonos en la miseria,
acabando todo bajo sus reglas.
Frío todo, mi sangre, mis manos,
las articulaciones, mis sentidos,
todo frío, como tu corona,
tus pies, tus manos.