Poema #42: Tus susurros


La cama nos hace uno
un charco de sudor
[moja nuestras espaldas.


Y desayunamos
almorzamos
cenamos nuestros cuerpos
pestañas, labios, ombligos
pecas, ojos arbóreos.

Una nana para la tarde.
Una coda para la noche.


Solos en casa
tus susurros suenan
[como gritos.

Microcuento #45: Estos, nuestros viajes


Como no nos veíamos desde hacía cuatro semanas, con Javiera quedamos de juntarnos en Lebu, punto donde convergían nuestros caminos durante las vacaciones. Llevaba su vestido floreado y su sombrero de paja, sonriendo mientras me saludaba con su mano abierta. La besé como quería hacerlo desde hacía días, sintiéndome radiante, vivo, lleno de energía. Luego dimos un paseo entre las gaviotas, hablando sobre nuestro viaje y los respectivos familiares que habíamos visitado; comimos escuchando las olas y viendo el sol morir lejos. Al anochecer decidimos subirnos al primer bus de vuelta a casa, percatándome que tenía un montón de llamadas perdidas de Javiera. Imposible, dije, abriendo uno de sus mensajes de texto; explicaba que había esperado toda la tarde en el punto acordado sin tener noticias mías. Entonces la Javiera del asiento contiguo se apoyó en mí; dijo: “no todo es lo que parece, querido”.
            Mi grito despertó a todos los demás pasajeros.