Microcuento #16: Sin permiso



−Mira, ah, qué bonito; un niño como tú conduciendo sin el permiso de sus padres.

            −Sufro enanismo, paco y la conchetumadre.

Historia #62: Señor Shao Kahn




Señor Shao Kahn:


Deseo comunicarle, mediante la presente, la gran cantidad de accidentados y heridos de gravedad que han llegado hasta nuestro hospital, el ubicado en la ciudad más cercana a su guarida; es más, esta situación ha alcanzado, incluso, un punto en que todos nuestros esfuerzos son ya en vano; y no es una cuestión menor, porque tanto sus enemigos, como sus secuaces, han llegado no sólo con heridas profundas provocadas por puñetazos y otros golpes contundentes, sino que hasta a algunos les faltan sus brazos y/o piernas, o simplemente llegan muertos, con la cabeza reventada, devorada, o sin sus espinas dorsales.
No quiero hacerle cambiar de parecer: sus prácticas son sus prácticas y cada uno es capaz de sentir dónde le aprieta el zapato; pero si pudiera pensar en todo el tedioso trabajo que nos significa la enorme cantidad de individuos (y criaturas) afectadas por sus excentricidades, se lo agradeceríamos un montón, en serio.
Quizá no cueste tanto poner señales de advertencia en los lugares más peligrosos (sobretodo en los calabozos donde deja a sus mascotas), barandas en los puentes donde suelen pelear sus muchachos, y quizá llenar de agua los pozos de su guarida en vez de disponer de esas aspas giratorias de las que mucho se quejan cuando llegan hasta nuestro establecimiento.
Por favor, piense en ellos y sus familias; piense en ellos, en nosotros y la excesiva cantidad de trabajo que deja en nuestras manos. Por favor, busque en el fondo de su frío corazón, y piense en los demás.
Sin otra particular, gracias.



Director del Hospital de
Mundo Exterior