Ayer
iba en el colectivo, y como no tenía ná' con qué escuchar música ni qué leer,
no tuve otra que ponerle atención a lo que hablaban el conductor y el pasajero
sentado a su lado. Éste último refunfuñaba por lo del Paro Nacional del Sector
Público: que por qué güeviaban tanto, que por qué no se ponían a trabajar
mejor, que esto iba a paralizar las cosas el día entero, que ojalá volviera el
General y lo arreglara todo.
Lo escuché con detención, y pensé: ¿cómo mierda hay
gente que puede pensar solo en ellas y no en el
bien común de todos?; digo: si en vez de criticar a los demás y sus cruzadas
para mejorar el Mundo en el que vivimos, les ayudaran, jalaran hacia el mismo
lado, con toda seguridad podrían (podríamos) lograr cosas mejores; si al final
de cuentas son las mismas personas (nosotros) los que les damos poder a los
políticos y les llenamos los bolsillos de dinero, NUESTRO dinero de NUESTRO
trabajo.
Pero no, no lo hacemos;
pareciera que está en nuestros genes dejarnos avasallar y chaquetear siempre el
actuar (por lo general bueno) del otro; siempre ha sido así, y probablemente
así siempre será, con un montón de políticos pelotudos metiéndonos un palo en
nuestro culito cada vez que quieran.