Poema #37: Ojalá te hubiera conocido antes

Ojalá te hubiera conocido
antes
de estar deshecho y
cubierto de basura y
mierda como lo estoy ahora,
con esta enfermedad
que me susurra al oído
y me aprieta el pecho
por las noches.
De haberte conocido
antes
quizá me hubieran gustado
mucho más
las flores
la vida
la existencia en este mundo
de mierda
los días y las noches.
Tal vez las nubes tuvieran
otras formas,
los rayos del sol
no me hicieran el daño
que me hicieron
ni las canciones de la radio
me sumieran en esa melancolía
que me destrozó
tantas veces
por dentro.
Ojalá
te hubiera conocido antes.
Ojalá
te hubiera
conocido
antes.
Quizá así mi existencia
tuviera algo de sentido

después de todo.

Poema #36: La silueta crepúsculo

La veo acercarse suave
como un susurro,
con su sombra a rastras y
un brillante nimbo en la cabeza.
Su presencia crepúsculo
es sortilegio de la bendición,
es viento fresco,
vendaval en un terreno yermo.
Su presencia me es necesaria,
y me expando de sólo saber
que me visita y
me canta sus canciones:
por la mañana,
por la tarde,
por las noches,
hasta que se marcha
con su estela lunar y
su geometría armoniosa.


La veo acercarse,
la observo irse.
Me habla en su lengua de lenguas
y me trata con su
corazón de corazones.
El aire suave que emana
de sus poros me trae
y me lleva,
y yo no sé qué es mejor:
entre sus dedos de algodón,
no hay mejor ni peor.
Me habla,
me observa y
se remueve inquieta.
La silueta crepúsculo,
la figura atenta,
se adelanta
y se marcha
por debajo de la puerta
con su sombra,
su nimbo,
siempre tan suave

como un susurro.