Poema #36: La silueta crepúsculo

La veo acercarse suave
como un susurro,
con su sombra a rastras y
un brillante nimbo en la cabeza.
Su presencia crepúsculo
es sortilegio de la bendición,
es viento fresco,
vendaval en un terreno yermo.
Su presencia me es necesaria,
y me expando de sólo saber
que me visita y
me canta sus canciones:
por la mañana,
por la tarde,
por las noches,
hasta que se marcha
con su estela lunar y
su geometría armoniosa.


La veo acercarse,
la observo irse.
Me habla en su lengua de lenguas
y me trata con su
corazón de corazones.
El aire suave que emana
de sus poros me trae
y me lleva,
y yo no sé qué es mejor:
entre sus dedos de algodón,
no hay mejor ni peor.
Me habla,
me observa y
se remueve inquieta.
La silueta crepúsculo,
la figura atenta,
se adelanta
y se marcha
por debajo de la puerta
con su sombra,
su nimbo,
siempre tan suave

como un susurro.