De
las puestas de sol hasta su nacimiento, siempre conmigo, siempre felices.
Gracias por ser parte de mí, por ser segundos, minutos, horas, días, vidas, una
existencia no premeditada que fuera de todo ha sido la mejor de todas, de todo
lo que podría haber tenido entre mis manos, de todo lo que podría haber cruzado
mis ojos llenos de miedo y angustia. Desde pequeñas flores a grandes árboles,
mundo inexplorados, experiencias únicas y sólo nuestras, residentes en nuestros
corazones. Somos los mejores en un mundo extraño y violento, somos los reyes de
nuestro propio reino, emperadores de nuestro propio gobierno, héroes en un
mundo de ladrones y salvajes emocionados en un mundo de gente ciega y muda. Son
los mejores y no los cambiaría por nada. Ni por montañas, ni por ríos de agua
pura, ni por bosques vírgenes ni por la isla más grande de todas. Los quiero y
espero no cambien nunca. A todos ustedes. Por igual. Gracias por estar allí.