Datos curiosos #1: Los Venegas



¿Sabía usted que la serie nacional Los Venegas se llamaba así porque la familia protagonista se apellidaba Venegas?

Historia #111: No me parece justo



−No me parece justo –le dijo Felipe a su polola, serio−, que aún recuerdes que olvidé tu cumpleaños de hace cinco años y no te acuerdes que hace menos de uno descubrimos que un montón de empresarios nos cagaban hasta con el papel para el culo.

Historia #110: Beneficencia policial



Tras escuchar el fuerte llamado a la puerta, Josefina sabía quién iba a estar del otro lado de ésta: la policía. Sin embargo, sintiéndose abatida y con un indomable sentido de culpabilidad, no hizo otra cosa más que abrirla totalmente resignada. Del otro lado, tal como esperaba, había un oficial de Carabineros con un sujetapapeles en sus manos.
            −¿Señora Josefina Daniela Araya Araya? –preguntó el hombre.
            −Sí, con ella –replicó la aludida, temblorosa.
            −Bueno, pues tengo que notificarle que usted tiene cargos por robo –El Carabinero escudriñó sus papeles y añadió−: Por robar una docena de huevos y tres paquetes de arroz en la tienda América Deltit, ubicada en O’higgins #278, a dos cuadras de aquí, para ser más específico.
            Josefina entró repentinamente en desesperación.
            −¡Sí, mi capitán, tuve que robar porque ya no nos queda qué comer! –La mujer sollozó con fuerza−. Vivo con mis cuatro hijos y no tengo trabajo; mi esposo perdió la pierna en una construcción la semana pasada y ahora está en el hospital; ¡no sé qué hacer, mi capitán, no sé qué hacer! ¡Estoy desesperada, angustiada! ¡Así que por favor: no me lleve a la cárcel, por favor, piense en mis hijos!
            El capitán la miró ladeando la cabeza, afectado por la situación de su interlocutora. Hizo un gesto con los labios, como si no supiera qué decir.
            −Quiero decirle –dijo el hombre− que con los demás de la comisaría supimos de este caso y pagamos todo lo robado en la tienda; además –agregó, indicando hacia el furgón de Carabineros del otro lado de la calzada−, quisimos ayudarle comprando mercadería para su casa, así que no se preocupe, señora Josefina, que tendrá todo lo que necesite usted y su familia para al menos un mes de aquí en adelante.
            Josefina sintió que sus piernas comenzaban a fallarle, su cabeza dio un tumbo, mareada, y tuvo que aferrarse al marco de la puerta para no caer al suelo bruscamente: no podía creerlo: ¡los Carabineros en vez de arrestarla y llevarla a la cárcel, le iban a regalar comida para un mes! ¡Para un mes! No podía creerlo.
            −¿De verdad nos darán comida para un mes y no me llevarán a la cárcel, mi capitán?
            −En realidad sólo me estaba burlando de usted y su inocencia. Vamos, adentro, vieja de mierda, que la cárcel nos espera.