Historia #35: Carta a los mimos




Señores mimos:


            Quiero comunicarles, mediante esta presente, que su forma de ganarse la vida no me parece para nada buena. De hecho, me parece pésima. Sé que es muy probable que muchos de ustedes no puedan sustentar una vida digna, como Dios manda, pero el daño que le provocan a la gente, a cambio de miserables propinas, es importante: me han asustado más de 3 veces ya, al salir del banco, provocándole serios dolores a mi corazón enfermo y desgastado; me han hecho perder el tiempo, interponiéndose en mi camino con sus tontas y aburridas rutinas, haciéndome llegar un par de veces atrasado al trabajo; me han dejado varias veces los oídos resentidos con sus pitidos inentendibles, como si éstos no se pudieran escuchar a la distancia; y, lo más imperdonable de todo, fue que el otro día tomaron a mi hijo pequeño, de 4 años, y jugaron con él a pesar de que lloraba a mares y decía a cada rato que le daban miedo, a pesar de que pedía que lo soltaran, por favor. ¿Se dan cuenta de todo el daño que provocan en la gente? ¿Ustedes creen que pudo dormir bien esa semana? Me imagino que no. Porque ustedes sólo piensan en ustedes.
            Es por eso que les informo, mediante esta carta, que si continúan con su teatrillo callejero, se las verán con un puñado de personas que tienen una postura idéntica a la mía: su violencia psicológica, su violación a nuestro derecho a transitar en paz por las calles de nuestra ciudad, será contestada con más violencia, violencia justificada y física. Así que, por favor, no digan luego que no se los advertimos; hablo de parte de todo un colectivo que los quiere ver muertos, o al menos lo suficientemente accidentados como para que no puedan trabajar por un buen periodo de tiempo.
            Sin más rodeos, me despedido de ustedes deseándoles unas agradables fiestas y un grato fin de semana junto a sus familias.



La Serena, 2015
F.


PD: Adjunto con ustedes el cuero cabelludo de Pelusitas, el bromista, los pezones de Marina, la pecosa, y ocho de los diez dedos de Simón, el trotamundos. Sólo para que sepan que hablo en serio. Muy en serio.

Poema #?: En todos lados (por Don Evaristo Montenegro)



En las flores,
en el Sol,
en lo profundo de la Luna:
ahí estás tú,
guiándolo todo
con tu sabiduría,
amor
y consideración.
Ahí estás tú
para hacernos felices,
en plenitud,
con tu infinito amor
para darnos de comer
con fe
con tu cordialidad,
por siempre.
Gracias Dios.