Historia #34: Tu polola




Ubicados al fondo del casino, Alonso y Carlos esperaban a que terminara la larga ventana para la siguiente clase, matando el tiempo jugando cartas y comiendo unos completos.
−Oye, güeón −preguntó Alonso, al tiempo que bajaba el primer oro de la partida.
−¿Sí, qué?
−¿Tendríai’ de polola a Sasha Grey en caso de que, por ABC motivo, decidiera venir a este país de mierda a seguir con su vida  y ser la novia de un simio re culiáo’ asqueroso y seboso como tú?
−Yo creo que sí: es bonita, se nota que culea rico, es flaquita, lo chupa bueno, tiene tetitas piola, cacha sobre videojuegos y es escritora.
−¡Pero culiáo’! ¡Se lo metieron por el hoyo como mil negros y le han echado más moco en la cara que a la maraca de tu hermana! ¡Cómo podríai’ besarla en los labios! ¡Puaj!
−Ya, pero aún así es menos maraca que la maraca re culiá’ de tu polola, po’ −dijo Carlos−. La Sasha nunca se cagó al pololo con su mejor amigo, ¿o no?
Alonso, luego de que Carlos jugara limpiamente a Pryderi en su primer turno, botó seis cartas de su Mazo Castillo, sintiendo un amargo sabor en la boca y una lágrima caer por su mejilla izquierda.