Las cosas pierden su brillo, su esencia
trascendental. La energía se pierde entre los bordes, en las grietas del
espíritu, en el alma triste, en el canto alicaído. Entonces es cuando la
verdadera burbuja empieza a quebrarse y todo lo que hay adentro empieza a
arder. El cambio viene solo. Basta de rezos, basta de llantos. Solos nacemos.
Solos morimos.