Tengo la tarea de revisar la tesis de un amigo enfermero pa' mañana y no
hallé nada mejor que escuchar Tears for Fears pa' concentrarme; y
entonces me acordé que la última vez que vinieron, conocí a su vocalista
(Roland Orzabal) y todo fue la zorra; así pensé que: "oh, voy a subir
esa foto culiá donde aparezco con care' güeón pero al lado de Roland
Orzabal"; ahora me encuentro tomando cerveza en un pub echándole monedas
a la rockola sin parar, escuchando Master of puppets de Metallica.
Reflexión #10: Defender lo indefendible
A veces me sorprende una
infinidad la estupidez del chileno: hace algún tiempo, como todos saben, Arturo
Vidal fue detenido por manejar borracho y haber impactado su costoso auto en la
Entrada Sur de Santiago. Fue una noticia que conmocionó enormemente al país; y
no era para menos, porque la Selección Chilena se encontraba justo disputándose
las finales de la Copa América, la que luego, como todos también saben, fue
ganada por los mismos. Claro, hubo felicidad, celebraciones y un día (el de la
victoria) en que Chile pareció sumirse en los mismos festejos que se celebran a
destajo durante el Año Nuevo; pero he aquí el punto al que quería llegar:
cuando todo esto ocurrió (el accidente de Vidal y las leyes que infringió éste),
leí muchos posteos de Facebook en que sus autores apoyaban al mencionado
futbolista, declarando que los demás éramos (los que no lo apoyábamos) unos
inconscientes, que cómo veníamos y criticábamos a una persona que había dado su
vida en la cancha no importando su salud o lo lesionado que se encontrara, que
mejor respetáramos a un héroe nacional e hiciéramos la vista gorda con respecto
a su accidente. Y claro, como todos saben, Arturo Vidal nunca pagó una condena
por sus infracciones; de hecho, sólo pasó una noche en el calabozo y su licencia
fue retenida por unos cuantos meses, cosa que llega hasta dar risa…
Y bueno, en
este caso no quiero hacer hincapié en que las leyes y la justicia funcionen
como el pico en este país; no: sólo quiero demostrar que la gente está muy
cegada y cada vez más estúpida como efecto de todo lo que los rodea; porque,
¿cómo podría una persona con sentido común perdonarle un hecho semejante a
cualquiera?; o sea, estamos hablando de manejar borracho a una velocidad alta,
casi frenética, y terminar haciéndose mierda en una carretera donde transita
mucha más gente, niños y bebés incluidos. Si hubiera muerto alguien, estoy más
que seguro que Arturo Vidal tampoco hubiera sido ajusticiado por las mismas
razones que, de todas maneras, lo tienen libre hasta el día de hoy; y seamos
sinceros, nadie le reclamaría nada, porque después de todo, fue una pieza fundamental
para ganar la Copa América, lo que dejó a todos felices.
Sé que es tarde
para hablar y reflexionar sobre todo esto, pero lo hago a modo de parche contra
la herida, para que se den cuenta que hay gente que sigue fuertemente cegada y
manipulada por todo lo que creen (o le hacen creer los de arriba) que está bien
o está mal, con un montón de niños siguiendo ejemplos bastante erróneos para la
vida futura (la que, obviamente, también nos afectará en unos pocos años más,
cuando estén más grandes y tengan más responsabilidades). Hago todo esto porque
me gustaría que se fueran reduciendo los posteos de Facebook y opiniones de la
gente apoyando algo que los hace ver como descerebrados, parte de un rebaño que
sólo sigue estímulos, defendiendo lo indefendible, protegiendo a quienes
deberían ser juzgados, atacando a la gente que no lo merece y que sólo recibe
los coletazos de una sociedad idiotizada y mal controlada. Sólo deseo eso: que
la gente abra por fin los ojos y deje de ser estúpida de una vez por todas.
Historia #94: ¿Dónde está el asco, ah?
Me dijeron: "no pongas la palabra esmegma en el buscador de
imágenes de Google" con tanto ahínco, que casi pensé en no hacerlo; pero
como soy un tipo porfiado, lo hice igual... Y adivinen qué: sólo vi fotos del
típico pene del soltero promedio que no se baña en unos dos, tres días.
¿Dónde está el asco,
ah, dónde está el asco?
Reflexión #9: Como dinamita
Tuve la suerte de poder
asistir a un evento gratuito donde el acto de cierre era el show de los
Dinamita Show (valga la redundancia), que por cierto disfruté mucho y me hizo
volver a pensar sobre muchas ideas que comentaré a continuación: resulta que
como no era un show televisado, dijo el Indio a modo de introducción, iban a
hablar sobre cosas que los canales les prohibían con ímpetu, como por ejemplo
los temas que respectaban a políticos y política, abusos de menores por parte
de la Iglesia y, cómo no, decirlo todo como suele decirlo la gente chilena de
verdad: con muchos garabatos. La gente prendió sus ánimos con esto y comenzaron
a aplaudir como si estuvieran a punto de otorgarles algo que habían esperado
por mucho tiempo.
El show comenzó con la clásica presentación de ambos
(Flaco, Indio), los chistes aludiendo a sus respectivas familias y otras
peripecias de su vida diaria; todo seguía como de costumbre hasta que se
pusieron a hablar de política, sacando risas a partir de diferenciaciones entre
la vida presente de los jóvenes y la de los que vivieron en la Dictadura,
hablando sobre Pinochet y sus misteriosas maneras de hacer desaparecer gente
como por arte de magia, criticando el actuar de los gobiernos de la Democracia
(incluido, obviamente, el actual y su presidenta) sin importar partido político
ni nada, todos parte de un mismo saco. Y eso fue lo que me llamó la atención:
humoristas de gran trayectoria, con oyentes acostumbrados a temas tan banales
como la procedencia de los zapatos de uno de ellos, dando a entender que la
situación de verdad es mala, que estamos en tiempos oscuros donde nadie puede
(o quiere) ver cómo en realidad funcionan y son las cosas; porque la cosas
están mal, hay que decirlo: nos roban a destajo, los ricos pueden hacer lo que
quieren mientras nosotros, los clase media baja, los pobres sin muchas esperanzas,
los que trabajan a pulso incluso más horas de las que deberían, nos quedamos
sin nada, tratando de sobrevivir en un mar de futuro incierto. La gente
aplaudía, reía y chiflaba (cuando algo le parecía mal) sintiéndose enormemente identificada
con cada chiste de la rutina, quizá haciendo alguna relación entre lo que
escuchaban y veían a diario.
Entonces pensé en el hipotético caso que la gente de
verdad saliera de su letargo y por fin decidiera hacer algo productivo para
cambiar la realidad en la que viven: me imaginé levantamientos contra las
municipalidades, contra la Moneda, contra el Congreso, todo el país paralizado y
reunido para atacar al verdadero enemigo; pero para que eso suceda, de veras
falta mucho: basta con ver cómo la gente común se mata una con otra por
tonterías evitando pensar que la verdadera razón por la que hacen todo mal es
por culpa de los pesos que los que se aprovechan de ellos (nosotros) ponen
sobre sus espaldas adoloridas, no de ellos mismos −gracioso pensarlo así, ¿no?−.
Sin embargo, actos como los de los Dinamita Show (que también he visto en otras
presentaciones humorísticas como las de Pedro Ruminot y Palta Meléndez) me
hacen soñar con que ese momento llegará pronto, más luego de lo que creemos y
deseamos. Y es que nos están planteando cómo es nuestra situación real como
personas, como gente, como pueblo de Chile, abusado desde hace más de cien años;
quieren echarle pólvora a una bomba de tiempo que les estallará a los que
mandan en la cara cuando alguien encienda la llama, o cuando las cosas ya no
den más, o cuando la gente por fin decida hacer algo al respecto. Así que a
todos ellos gracias: las ideas son como semillas, y las semillas, si son bien
regadas y cuidadas, dan buenos y fuertes árboles y ricos frutos.