Sergio
tenía tanta, pero tanta mala suerte, que cuando murió, renació como un árbol
recién plantado, demoró años en crecer sano y robusto, resistió sequías,
inundaciones, un incendio, un edificio en construcción que estuvo a punto de
derribarlo, dio saludables y deliciosos frutos, y fue capaz de brindarle una
buena sombra y frescura a quienes lo cuidaron desde que tuvieron la posibilidad
de hacerlo… Hasta que un mal día fue talado, procesado, convertido en celulosa,
e impreso como un montón de copias de un diario sensacionalista llamado Las Últimas Noticias.