−¡Uhhhh,
cacha, güeón, la media mina!
(Lo
que no sabía nuestro amigo, es que esa media
mina era en realidad una mujer arribista, detestaba los animales,
maltrataba a su hijo bebé del que ni siquiera se preocupaba, tenía una confusa
tendencia hacia el fascismo y nunca botaba su basura donde correspondía).