No necesito más que tu
mirada por las mañanas, el olor de tu cabello sudado de tus sueños, tu risa
resonando entre éstas, mis cuatro paredes. Si supieras que cuando el mundo se
desgrana en números, agujas y astros, no paro de pensar que podría prescindir
de todo, menos de tu sonrisa. Porque para mí el mundo podría reducirse a tu
persona, a las vocales y consonantes de tu nombre, y nada más me preocuparía. Podría
probártelo con bombas nucleares sobre la gente desobediente, un espectáculo de
llamas y horror para nuestros enamorados ojos, pero estoy seguro que nunca nada
de eso sería suficiente; ni siquiera un poco.