Venía
en el colectivo con mi hermana chica, cuando justo vimos cómo un chofer de una micro
se echaba un montón de galletas a la boca y botaba el envoltorio por la
ventana, cayendo éste en mitad de la calle.
Lo miramos y dijimos: "oh, el viejo culiao' cochino
y la güeá", pero ahora que lo pienso mejor, me gustaría saber qué es lo
que pasa por la cabeza de esas personas que botan al suelo todo lo que tienen
en la mano; ¿acaso no saben que para eso existen basureros, bolsillos, bolsas,
y un montón de otras cosas donde mantenerlas a salvo hasta encontrar un buen
lugar donde tirarlas? Ya no somos simios; sólo somos un montón de seres que lo
parecen.