Reflexión #4: Como piezas de ajedrez



Quizá estoy siendo muy paranoico, pero creo que todo lo ocurrido en Francia fue un acto premeditado por los mismos mandatarios del país; puede que crean que estoy loco, que soy una persona detestable y todo lo demás, pero si lo pensamos fríamente, ésta puede llegar a ser una opción muy plausible. ¿Por qué?; bueno, para eso primero debemos tener claro que el miedo es una “sensación de angustia provocada por la presencia de un peligro real o imaginario”, un sentimiento de “desconfianza que impulsa a creer que ocurrirá un hecho contrario a lo que se desea”, tal como el que se genera luego de un atentado como el de Francia, o como el de las Torres Gemelas el 11 de Septiembre del 2001, o como el del Lusitania antes que Estados Unidos se uniera a la Primera Guerra Mundial. Si nos damos cuenta, ha ocurrido siempre, incluso desde antes del siglo antepasado, logrando siempre tener los mismos efectos en la gente: la hace sentir insegura, perdida, necesitadas de un enemigo en particular y una protección mayor por parte de los que los manejan. Entonces es ahí cuando entran los intereses particulares en juego.

            ¿Intereses particulares? Sí, intereses particulares; cada país tiene unos cuantos (o mejor dicho, los que controlan los países siempre tienen unos cuantos, y bien claros). Probemos con los ejemplos que di en el párrafo anterior. ¿Por qué Estados Unidos querría unirse a la Primera Guerra Mundial? Pues fácil: la economía tiende a cambiar drásticamente cuando una nación se encuentra en conflicto, sobre todo cuando ésta es regida duramente por el Banco Mundial y todas esas cabezas de familias importantes que ya ni siquiera muestran sus caras; algo parecido sucedió con el atentado de las Torres Gemelas: luego de que quedara la grande, Estados Unidos le declaró inmediatamente la guerra al Medio Oriente bajo la aprobación de un pueblo temeroso y lleno de deseos de venganza; y ahora sucede algo similar en Francia, donde cientos de personas inocentes mueren de forma cruel y sanguinaria. Con esto, la pregunta que surge es la siguiente: ¿por qué Francia (o sus mandatarios, las personas detrás del velo) haría algo así?; para eso, debemos volver hasta la época de las Cruzadas, donde ingleses y franceses se embarcaban en largos viajes para pelear por Tierra Santa en el Medio Oriente… ¿Medio Oriente, desde hace tantos años? ¿Qué raro, no? Si bien en aquellos años los europeos se dirigían allá por una razón “religiosa”, de misión casi divina, el enemigo se repite tácitamente en un antes y un después en la historia del tiempo moderno. ¿Suena ilógico? No tanto, después de todo, porque el escenario en realidad, también es el mismo; y si lo pensamos más allá, económicamente, ese escenario, el mismo donde hoy se derrama tanta sangre de inocentes y soldados por igual, está lleno de una materia prima incluso más valiosa que el oro del mundo: el petróleo.

            No debemos ser lo suficientemente tontos para decir: “no, aquello no tiene sentido”, porque sí lo tiene; viene sucediendo desde el Siglo XI, cuando aún no nos descubrían y vivíamos felices sin las enfermedades traídas por los españoles; viene sucediendo desde ese entonces, siempre con un motivo distinto para la época: religión, conquista, venganza.

            ¿Pero por qué Francia mataría a su propio pueblo de una manera tan despiadada y horrible? Pues porque de esta manera se instaura un enemigo en común, alguien a quien odiar hasta la muerte, la gente suele ser más manipulable cuando tiene miedo, y el Estado aprovecha de quitar gradualmente la libertad a todos aquellos que se sienten inseguros de la vida que viven (pinchando sus llamadas, llenando las calles de cámaras, instalando micrófonos por todos lados, etcétera); no es de extrañar que jóvenes franceses comiencen a enlistarse enérgicamente en las filas del ejército para ir a matar de vuelta a unos cuantos niños iraquíes, palestinos, quienes sean, mientras los líderes de ambos lados (amigos que cenan juntos después de una atareada jornada laboral) se llenan de dinero los bolsillos a cada muerte de uno de ellos, contentos de ver esa exacerbación generada por el gran movimiento en la tabla de ajedrez que acaban de hacer.

            Piénselo: en el Mundo SÍ ocurren cosas como éstas, siempre; ¿otros ejemplos?: Madrid y las bombas en el metro el año 2004, Inglaterra y las explosiones en el King’s Cross del 2005, Chile y los múltiples caso bombas ocurridos durante los dos últimos Gobiernos los últimos años, y así suma y sigue; porque ellos quieren que estemos temerosos, dispuestos a morir en sus guerras, dispuestos a aceptar sus nuevas leyes que no dejan de darles poder, dispuestos a creer en todas sus mentiras de mierda que nos tienen viviendo y muriendo peo que animales.