Largo camino a la ruina #10: Fantasma

−¡Güeón, ¿les gusta mi disfraz?! –nos preguntó el Pancho.
Realmente no sabíamos quién chucha era el Pancho, pero ahí estaba el culiao’, buscando un disfraz con nosotros para ir a una fiesta a la cual, obviamente, no estaba invitado.
−Voy de fantasma.
            −Güena, güeón, estai’ al otro lao’ con esa sábana.
            −Sí, güeón, estai’ dao’ con esa güeá’.
            −¿La dura?; ¿no me quedaron mal cortao’ los ojos? –quiso saber éste.    
            −No, hermano, todo bien, bacán. Vo’ dale nomá’.
            −Vale, cabros.

Lo que no sabía el culiao’ pao’, era que la sábana que llevaba puesta tenía una gran mancha de caca en su parte trasera; el Mauro había vuelto a tener otra de sus “pesadillas de vino” hacía dos noches; una de las peores, según su propio juicio (si es que no había sido la peor); y nosotros, después de haber vomitado por casi media hora, le creímos.