Historia #216: Esos ofertones que te hacen cuando no tienes un puto peso en tus bolsillos

Clásico: te hacen pedazo de oferta justo cuando no tienes un puto peso en tus bolsillos; parece broma, pero es cierto; ¿a quién no le ha pasado?
            El asunto es que me estaban ofreciendo diez gramos de hierba por tan sólo diez lucas, un precio totalmente reducido del establecido por todos en esta ciudad (en que medio gramo cuesta cinco lucas); y como es lógico, no pude hacer otra cosa más que saltar de felicidad ante el ofertón y rebuscar entre los cajones de mi pieza algún dinero escondido o perdido por ahí. Desafortunadamente, como tanto temía, no encontré nada salvo polillas, mudas de araña y otras porquerías como botones sueltos y tuercas que no sabía por qué habían llegado a ese lugar.
            Entonces se me ocurrió preguntarle a mi hermano si tenía un billete de los azules que me prestara hasta la próxima semana, cuando me pagaran una pega hecha hacía un par de días.
            −Chúpamelo –me respondió, levantándome el dedo del medio sin quitar la vista de su computador.
            −Ya, qué onda, güeón –le dije–. ¿En serio?
            −En serio.
            −Ya, ¿y entonces qué hiciste? –le preguntó Elías con interés a su amigo−. ¿Pudiste comprar los diez gramos de hierba por diez lucas?
            −Sí –replicó Felipe−. Aunque tuve que fumarme dos gramos de una pa’ poder sacarme el sabor a pico de mi hermano de la boca…

            −…oh, mierda…