Historia #215: "Songs about Jane"

A menos que me dé Alzheimer o una enfermedad mental parecida, creo que jamás olvidaré la primera vez que escuché a Maroon 5; y es que This love fue la canción que me cautivó como Mario Casas haciendo el papel de chico malo a una niñita colegiala con todas sus hormonas revolucionadas.
            Recuerdo estar dando una prueba, en Quinto Básico, y que de fondo, gracias a un grupo de alumnos de un curso más avanzado en el patio, sonaba esta canción a días de haber sido lanzada en las radios. Después de escuchar su pegajoso primer coro y darme por vencido con las multiplicaciones y divisiones con muchos decimales, dejé el lápiz de lado y le presté toda la atención del mundo, tratando de entender qué decía su letra. Quise saber cómo se llamaba la banda y la canción, consciente que en aquellos tiempos de limitado acceso a Internet e información era una tarea difícil conseguirlo de una manera simple y directa, pero me fue imposible: apenas terminó This love, le siguió otra que no recuerdo, impidiendo que el locutor la volviera a presentar y yo supiera el nombre de tan maravillosa creación.
            Como era de esperar, en la prueba me fue horrible, muy, muy horrible –de hecho, creo fue mi primer uno en toda mi carrera escolar–, pero salí de la sala con esa sensación de frescura que te produce el escuchar algo nuevo y contagioso. Le pregunté a una compañera –que sabía mucho de música– que cómo se llamaba esa canción que sonó durante la prueba, pero ella había estado tan enfrascada en copiar sin ser descubierta, que ni se percató que en el patio los alumnos de otro curso escuchaban la radio a un volumen tan alto. Fue eso, sumado a mi gran mala suerte, que vine a saber su nombre casi seis meses después de ese acontecimiento –lo recuerdo bien porque, como mencioné anteriormente, fue mi primer uno durante mi carrera escolar–, cuando recibí la visita de un primo lejano como todos los veranos.
            Y ahora pienso, estoy seguro, que si no fuera por él, no tendría el gusto por la música que hoy en día me agiliza las horas y me acompañan durante el día; no sé qué podría haber sucedido en un universo paralelo en que él nunca hubiera concretado sus vacaciones estivales en nuestra casa: quizá ahora fuera hip hopero, o una de esas personas que no dejan de ir a las discos los fines de semana a bailar reggeatón y los hits pachangeros de turno. Pero bueno, el asunto es que este primo, que en su hogar lejano contaba con Internet y métodos para grabar música en archivos, traía montones de discos llenos de un montón de canciones sacadas de la radio y otro puñado de álbumes de variados artistas.
            Fue una noche, mientras explorábamos sus discos de música en mi computador, que di con la canción que llevaba meses buscando infructuosamente. No pude evitar ponerme contentísimo y decirle que dejara el álbum entero, de principio a fin, y explicarle que llevaba un buen tiempo tratando de dar con su nombre. Me explicó que era una banda nueva y que ya tenían otros cuantos sencillos dando vuelta por ahí en las radios. Ni idea que tenían más canciones rotando por ahí, le dije, pero una vez terminaron las doce canciones que lo componen, supe que éste se había tornado uno de mis favoritos de la vida.
            Y es que escucharlo me trae tantas buenas sensaciones, que no puedo evitar volver a él sin sentir una especie de suave frescura, una sensación que no envejece y se mantiene; y cosa curiosa que sólo me suceda con éste, el primer disco de la banda; y es que su evolución y la popularidad que ganó Adam Levine como uno de los hombres más sexys del mundo provocó ciertos cambios bruscos en la visión y la manera que la banda tenía para presentar sus nuevas canciones –que dicho sea de paso, son todas una única canción fragmentada que trata de amores violentos e infelices una y otra vez–, optando por nuevos cauces que no son de mi gusto.

            En fin, This love se ha convertido en un himno de karaoke –junto a She will be loved– que sigue evocando buenos recuerdos en quienes la escuchan, sobre todo cuando la pillan de casualidad en alguna emisora. Porque a la larga eso es la música: va más allá de una banda, las generaciones y años, más allá de una carrera posterior llena de discos empalagosos y malos; no, la música es más que eso, más allá de un momento grabado en la cabeza, más allá de una prueba horrible de matemáticas y tu primer uno, más allá de un verano en que ella misma te voló la cabeza.