Historia #213: Tu nombre

Me gusta pronunciar tu nombre en voz alta y llenar la estancia con él; me gusta acariciarlo, cantarlo, pronunciar sus consonantes y luego cambiarlas, modificar su silencio y el sortilegio que me paraliza entre estas hojas de té marchitas. Me gusta pronunciarlo, escribirlo, hacerlo mío como yo soy tuyo, acariciar sus vocales y mezclarlo con tu apellido. Por eso quiero que lo sepas, que tu nombre aleja otros nombres, y que en esta estancia no resuena otro más que el tuyo, aún detrás de mi taza y en el fondo más profundo de su contenido, cálido, ambarino y sereno, como siempre ha sido tu nombre.