Buganvilia mi corazón al
verte, llena de alborozo las ramas, como flores sin escamas mis manos al
apretarte la cintura y ver tus ojos estallando en rosas, frescas y vivas, para
besarte con la fuerza de olmos y los colores del roble.
Buganvilia mi corazón al verte, al sentirte dentro, la
savia corriendo firme por mis arterias, jugando a la vida llena de gracia de
los días jóvenes y luminosos, con todas esas hojas en nuestras cabezas, todos
esos laureles sobre nuestras frentes, toda esa vegetación entre nuestras manos.
Buganvilia mi corazón al tenerte, entre mis dedos ramas
sin escamas, el resuello del fin del día, tu cabeza en la mía, somos dos,
muchos, nuestras raíces, nuestros pétalos, mi corazón estallando tornasolado al
verte, como una buganvilia, como la naturaleza viva.