Ayer soñé la güeá más rara
del mundo: soñé que Diosito (una barba flotante y con una pronunciación de
delincuente pal pico) venía y me decía: “oye vo’ culiao’, déjate de güear y
fuma relajao’ nomá’, que no te va a pasar ni una güeá’”. Ya, dije, qué onda
este culiao’; pero Diosito vino y me dijo: “oye culiao’, vo’ relajao’ y fuma
nomá’, o si no te mato”, y entonces desperté sudado entero, con las axilas
hediendo a cebolla. Chá, la media volá’, dije, antes de pescar la antena rota
de la tele antigua y mandarme su buen puntazo de pasta base para comenzar motivado
el día.