Se
me hizo un nudo en la garganta cuando hoy día, en el supermercado, un caballero
de aspecto humilde me preguntó si le podía ayudar a sacar su sueldo del cajero.
Le dije que sí y lo acompañé y le enseñé a hacer todo el tejemaneje. Ya, todo
bien, me dio las gracias y seguí empacando como güeón loco; hasta que el
caballero volvió y me dio $500 por la paletiá. Gracias, me dijo, y quedé pal
hoyo, pensando que aun con lo poco que ganaba, se dignó a compartir un poco de
lo suyo conmigo, y todo por un buen gesto recíproco.
Pal pico como las personas más humildes son las más
bondadosas, cuando los que más tienen son los más abusadores y
conchasdesumadre.