Historia #56: ¡Vaya, qué suerte: gané un concurso!



−¿Aló, Omar Rivera Meza?
−Sí, con él.
−Buenas tardes. Soy Javier Buendía, Gerente de Marketing de Rexona. Lo llamaba para anunciarle que usted ha ganado un año de nuestro nuevo producto gratis.
Omar hizo memoria y recordó haber ingresado el código que aparecía en la caja de uno de los desodorantes por Internet.
−¡¿En serio?!
−Sí. Por eso mismo lo llamábamos de acá, de nuestra central en Santiago –El hombre hizo una pausa−. La premiación será aquí, el próximo 19 de Octubre.
−19 de Octubre… −Entonces Omar se percató del día en que caía la fecha en cuestión−. ¡Pero si eso es en dos días más!
−Así es.
−¡Pero soy de Serena! Tendría que tomar un bus…
Del otro lado sólo hubo silencio.
−¿Aló?
−Sí, sí, acá estoy. Ejem, bueno, como le decía, la premiación será el próximo 19 de Octubre; o sea, en dos días más. Si no viene, no podrá recibir el premio. Son las reglas del concurso.
−¿Qué reglas del concurso?
−Las que salían en las bases del concurso.
−¿Qué bases?
−Si hubieras leído bien toda la etiqueta, sabrías que para poder recibir el premio, primero debes ser premiado aquí, en el lanzamiento de nuestro nuevo producto; si no recibes el premio en persona, pues no lo recibirá nadie.
−Bueno, está bien.
−¿Está bien qué?
−Está bien. Iré.
−Eso está bien. Mira, ¿te sabes ubicar en Santiago?
−Un poco.
−Mira, para llegar aquí, debes tomar la Línea Roja del Metro y…




−Aló, Omar.
−Aló, güeón.
−¡Güena, güeón; ¿cómo estai’?!
−Piola. Vengo llegando recién a Serena. ¿Y tú?
−¿Vení’ recién llegando a Serena? ¡Pero si son las dos de la tarde!
−Sí.
−¿Y que no te veníai’ en la noche?
−Sí
−Pero si viajai’ en la noche, llegai’ a Serena en la mañana, po’.
−Sí; pero esta cagá’ de bus se quedó en panne y no salió hasta la mañana. ¡Hoy día, po’, güeón!
−¿Ya, qué onda?
−Así nomá’.
−¿Y cómo te fue en la güeá’ del concurso de Rexona?
−…
−¿Cómo?
−¡Como la callampa, güeón, como la callampa…! Sí, sí, perdón, señora, perdón… Me fue como la callampa, güeón, como la callampa.
−¿Por qué como la callampa, güeón, qué onda?
−¿Te acordai’ que te dije que me gané un año de desodorante gratis?
−Sí.
−Yapo’; ¿qué imaginai’ tú por un año de desodorante gratis?
−No sé; muchos desodorante', po’, qué otra güeá’ va a ser.
−Cacha que cuando me dieron el premio, era una bolsa de papel bacán y la güeá’; me hicieron sacar fotos con las medias minas y los gerentes culiaos paos viejos de mierda. Y puta, creí que era el medio premio, pero cuando vi el interior de la güeá’, adivina cuántos desodorantes habían.
−No sé; ¿cuántos?
−Seis, güeón, seis.
−¡¿Seis?!
−Sí, güeón, seis de esas güeás.
−¿Y por qué tan pocos, güeón, qué chucha?; concurso culiao’ mula.
−Según ellos, porque un desodorante de esos debería durar dos meses.
−Mira, los cochinos culiaos.
−Son unos farsantes.
−Yapo’, ¿y de ahí, qué pasó?
−Me fui al terminal terrible apestao’; y resulta que cuando llegué, el bus estaba en panne. Día de mierda.
−¿Dónde dormiste entonces?
−¡En el terminal, po’, dónde má’, si me quedé sin ni uno por comprar esas cagás de pasajes!; ¡y todo por esa mierda de concurso! ¡Por la puta que me da ra…! Sí, señora, sí, disculpe… Hay una señora acá que me está güeando.
−Ya, güeón, mejor te corto, que se me va a acabar la plata.
−Ya, culiao’, si acá tenemos pa’ rato. Un camión se volcó má’ allá.
−Puta, güeón, que andai’ salao’.
−Sí, güeón… Creo que no debimo’ haber rociao’ esa tierra de cementerio en la fiesta.
−No digai’ eso, güeón, qué dijimos…
−Ya, güeón, está bien… Hablamos má’ tarde.
−Ya, güeón. Chao.
−Chao.