Historia #248: Carta a Ratoncilio

J.P. Godoy:


Debes saber, pequeño, que esta vida te fue entregada para vivir, para ser feliz y sentir la alegría anidarse en tu corazón y contemplar las grandes cosas que nos regala la tierra. No por nada tus padres sacrificaron tanto suyo por esto, por tenerte entre nosotros, para que puedas apreciar las cosas hermosas y buenas que nos rodean antes que se acaben. Porque el tiempo y el esfuerzo no se recuperan, al igual que el sudor y las lágrimas, pero dan buenos frutos que cosechados con paciencia y dedicación, serán un gran árbol cuando los árboles no existan, serán agua cuando los ríos se sequen, y serán partículas de aire cuando el aire se intoxique.
Por eso eres un regalo, una promesa, un recuerdo de nuestros viejos y mejores tiempos.
Has que todo valga la pena: nuestras vidas, la tuya.


Sé fuerte, pequeño.


                                                                                                                      La Serena

F.