J.P. Godoy:
Debes saber,
pequeño, que esta vida te fue entregada para vivir, para ser feliz y sentir la
alegría anidarse en tu corazón y contemplar las grandes cosas que nos regala la
tierra. No por nada tus padres sacrificaron tanto suyo por esto, por tenerte
entre nosotros, para que puedas apreciar las cosas hermosas y buenas que nos
rodean antes que se acaben. Porque el tiempo y el esfuerzo no se recuperan, al
igual que el sudor y las lágrimas, pero dan buenos frutos que cosechados con
paciencia y dedicación, serán un gran árbol cuando los árboles no existan,
serán agua cuando los ríos se sequen, y serán partículas de aire cuando el aire
se intoxique.
Por eso eres un
regalo, una promesa, un recuerdo de nuestros viejos y mejores tiempos.
Has que todo
valga la pena: nuestras vidas, la tuya.
Sé fuerte,
pequeño.
La
Serena
F.