Nunca
suelo hacerlo, pero un día me dio por acostarme con mi mamá para acompañarla
hasta que se quedara dormida. Como no estaban dando nada entretenido en la
grandiosa y extensa parrilla nacional nocturna, optamos por ver un capítulo de
la serie de Zamudio del TVN. Como la trama nos pilló de inmediato, preparamos
unos sándwiches durante los comerciales y al cabo de un rato se nos unió mi hermana,
quedando los tres acostados en la cama. Todo iba bien hasta que en una escena
de carrete (bien rancio, por cierto) apareció una pareja de adolescentes
(heterosexuales, por cierto) métale agarrando, tocá de tetas y la güeá en la
parte del fondo; entonces con mi mamá, mordidos por una especie de duda,
empezamos a mirar mejor y nos dimos cuenta que la mina a la que le estaban
haciendo todo el manoseo, ¡era mi hermana!
Cuando la fuimos a mirar, como
pidiendo una explicación, tosió y alegó que los porotos del almuerzo le habían
hecho efecto. No salió del baño como por una hora.