Historia #72: La PSU



Me acuerdo que cuando salí del segundo día de la PSU (después de haber dado la prueba de Matemágicas), me sentía como el re pico: como me encontré con unos amigos afuera del colegio donde la rendimos, comenzamos a comparar los resultados y me di cuenta, como siempre, que había respondido casi todas las preguntas mal; y es que siempre he sido como güeas para los números, y ésta no fue la oportunidad contraria. Me dije, todo cagado de miedo: "mierda, voy a tener que dar de nuevo esta güeá el otro año y la güeá", y me sentí pésimo: me imaginé a todos mis amigos en la U, menos yo, haciendo nada, perdiendo el tiempo en la casa o trabajando en algún trabajo de mierda. Así que les dije que mejor fuéramos a tomarnos un copete y que a la mierda todo, total ya no teníamos que rendir ninguna prueba más.

Obviamente, ese día llegué raja a la casa. Pero no es ése el punto al que quería llegar.

Ahora que lo recuerdo todo más fríamente puedo decir que tal vez, si me hubiera quedado un año más en la casa, madurando mientras sucedía el tiempo, probablemente no hubiera hecho gastar tanta plata a mis papás eligiendo cosas que nunca terminé y todo eso. Probablemente no hubiera sufrido tantos dolores de cabeza, ni gastritis, ni colapsos nerviosos, ni miedos ni dudas. Bueno, en realidad quién sabe; sólo escribo esto para aquellos que sienten caer su vida con los resultados de esta mierda de prueba, para aquellos que sienten que su futuro depende netamente de lo bien que respondan esas preguntas que, más allá de ser preguntas, no son otra cosa más que eso.