Historia #46: La carta macabra



La carta macabra pasó de mano en mano por entre los compañeros de curso hasta llegar a Nicole, quien ubicada en la parte más cercana a la salida y la pizarra de la sala, no se había percatado de todo el ajetreo que ésta iba dejando a su paso. Al principio pensó que podía ser un mensaje cariñoso de alguien que la admiraba, como ya había ocurrido antes, pero al abrirla se dio cuenta que estaba lejísimo de hallarse en lo correcto; la joven palideció en el acto.
−¿Qué venía en la carta? –le preguntó Carla, su amiga, husmeando por sobre su brazo−. ¿Puedo…? ¡Oh, mierda!
Dentro del sobre había una gran mota de bellos púbicos ensortijados, con un mensaje que decía claramente: “por maraca”. Nicole miró por encima de su hombro a sus demás compañeros ubicados tras ella, completamente enfurecida y dolida, pero ninguno de los que le devolvió la mirada tenía pinta de ser el culpable.
            Entonces todos sus compañeros le sonrieron a la vez, sin quitarle los ojos de encima, mientras Carla, a su lado, le daba un suave codazo para pasarle otra nota destinada a ella. Nicole tomó ésta con las puntas de sus dedos (esperando lo peor) y leyó que decía: “no te hagai’ la tonta, si todos cachamos que te gusta que se te queden pegaos los pendejos en los dientes, maraca chupapico”.
Sin poder creerlo muy bien, miró a su amiga por sobre la nota, como buscando algún apoyo por parte de ella, pero era totalmente inútil: no había mucho qué pudiera hacer al respecto de todas maneras.
−Culiaos maricones –farfulló apretando los dientes, reconociendo entre el montón de vellos púbicos los de Álvaro y Diego, antiguos expololos del verano pasado.