Querido papá:
Te vas haciendo viejo y no quieres mirar
más allá del límite. A veces te olvidas de cuando eras niño, de cuando te
trataban como tal, vivías en esos mundos creados en tu cabeza y reías y reías
sin preocuparte de nada. Me dices que algún día te entenderé, una suerte de
karma para ti, y a cada día que pasa, voy sintiendo que tienes razón, y me da
miedo tratar de enfrentarme a lo mismo que tú, dar la cara por mí y por ti...,
y por los niños que quizá llegue a tener a futuro. Me da miedo que nos
parezcamos cada vez más y que lo que siempre hablas parezca tener más sentido
de lo que muchos sabios pueden llegar a saber. He seguido tus pasos sin ser
consciente de ello, y no me arrepiento, porque frente a todo, seguimos viviendo
como queremos y las nubes parecen siempre echarse a un lado nuestro. No puedo
dejar de verme al espejo y sentirme parte de algo, heredero de mil
experiencias. Me siento bien, sin arrugas, sin heridas, sin daño. De los
errores uno aprende, de las victorias uno casi nunca saca nada, por desgracia.
Pero a veces el estar pleno en tu propio nido es mejor que un millón de cosas.
Algún día te entenderé a la perfección, lo juro, y pagaré como padre lo que
siempre erré como hijo...
F.
La Serena
11 de Junio del 2011