Historia #21: Celebración



La gente salía de sus casas, emocionada; gritaban, levantaban sus puños al cielo, entonaban una y otra vez el Himno Nacional y no paraban de clamar: “¡cé hache í!”, haciendo que los demás respondieran desde sus casas. Algunos lloraban, otros llamaban por celular a sus seres queridos para comunicarles la buena nueva. Los que tenían vehículos no tardaron en echarlos andar para recorrer las calles con sus familias, tocando la bocina sin parar, gritando a más no poder, ondeando sus banderas incansablemente desde sus ventanas abiertas.
Nadie lo podía creer, nadie. Una mujer de cuarenta años se acercó a su madre, de ochenta, que apenas podía mantenerse en pie con la ayuda de su bastón. Le dijo: “mami, al fin, al fin lo han hecho…”. Por la rugosa mejilla de la anciana se deslizó una silenciosa lágrima de emoción.
Al fin, luego de lapidar a la mayoría de los políticos corruptos en las principales Plazas de Armas del país, la Presidenta había aprobado la ley que subiría el Sueldo Mínimo a quinientos mil pesos de forma definitiva.
La gente común y corriente, la que se levantaba durante la madrugada para volver a casa de noche totalmente abatida, acabada, agobiada, sentía que por fin se les recompensaba por tantos años de abuso.