Historia #208: Cuando ella me invita a su casa



Me invita a su casa cuando todos se han marchado lejos, y la noche parece otra cosa, distinta, etérea, surreal. Un té, la comida, la cena, los besos y las caricias, somos nosotros buscando compañía y cariño, somos nosotros pretendiendo sentirnos queridos y deseados. Nos tomamos la mano, leemos libros que no hemos leído en años y nos dormimos agazapados, esperando a que el alba depredadora llegue a sentenciar nuestras muertes como siempre lo hace. Entonces ella lava mi pelo, lo trata con cuidado y no puedo sentirme más feliz por ser yo en ese momento. Un desayuno, una fruta, leche y té con tostadas. Los gatos se revuelcan en el antejardín, el sol espera perezoso entre las nubes y yo no quiero que esto acabe, esto distinto, esto etéreo, esto tan surreal. Porque está sola en casa cuando todos se han marchado lejos. El día nos parece ahora otra cosa, y nos damos cuenta que tarde o temprano este lugar volverá a estar lleno de gente y todo habrá acabado, como aquella tendencia de la noche por terminar cuando llega el día, como el instinto de la luna de mantenerse siempre separado del sol cuando es de noche.