−¿Aló, operador?
−Sí, señor, buenas noches, diga.
−Necesito llamar urgentemente a mi esposa.
−¿Qué le ha pasado, señor? ¿Se encuentra bien, está usted
en un lugar a salvo?
−Me he extraviado. No sé dónde estoy. Todo está oscuro y
acá no parece haber nadie más que yo y este teléfono público del que llamo.
−Suena mal… A ver, señor, ¿puede darme su nombre, por
favor?
−Marcelo Araneda Troncoso.
−¿Marcelo Araneda Troncoso? Pero… ¿no es usted el hombre asesinado
que apareció en los titulares hoy día? Aló, señor…, no le escucho bien…
−Acá está oscuro…, y me siento solo, muy solo… Por favor…,
tengo frío… Llame a mi esposa y dígale que…
−¡¿Aló, aló, señor?!
−…que en el Infierno todo está oscuro.