En
todo el ir y venir de la noche, no me di cuenta que me faltaba la plata para el
pasaje de vuelta a casa hasta que todos mis amigos se habían ido y no quedaban
nada más que flaites y curaos en el área; miré mi celular: eran las 5:39 de la
madrugada. Conchetumare, dije pensando en todo lo que demoraría para estar en casa
si me iba caminando hasta ella; me sentía como la callampa y no quería más
guerra por el día…, pero luego de revisar todos los escondrijos de mi
billetera, me di cuenta que en realidad no había otra salida al problema que
esa. Así que respiré hondo, me pegué un par de cachetadas para despabilar y empecé
a caminar cuesta arriba hacia donde vivía. Al principio todo bien, caminaba con
mucha energía, dando grandes zancadas y respirando de manera muy precisa, pero
al cabo de un buen rato (unos cinco, seis minutos después), mi corazón empezó a
palpitar descontrolado mientras que mis ojos comenzaban a cerrarse solos,
dejándome a oscuras por lapsos cada vez más largos; sentía que no daba más, que
en cualquier momento me iba a ir a la mierda y no iba a saber más de mí. Así
que frente a ese presagio, decidí parar en la primera plaza que encontré para
descansar un rato, sólo un rato; me arrellané en un rincón oscuro, pasado a
meado, y dije: ya, sólo un ratito, sólo un ratito, sólo un… Hasta que algo hizo
que volviera a abrir los ojos, asustado: la noche había dado paso al día y
frente a mí tenía al caballero que regaba el pasto pinchándome cuidadosamente
con un palo; di un respingo, tratando de levantarme infructuosamente, y le pedí
perdón por estar ahí como un animal. No se preocupe, ‘mijo, me dijo, y me ayudó
a levantarme extendiéndome su mano nudosa. Le di las gracias, recobré un poco
el sentido de la orientación, y seguí mi camino a casa bajo los primeros rayos
de sol del día. Al cabo de muchos minutos llegué a mi casa, recibido por mi
mamá y el desayuno recién preparado. ¿Por qué venís llegando a esta hora?, me
preguntó, mirándome enojada. Larga historia, mamá, le dije mientras me
preparaba un crujiente pan tostado con huevo revuelto, larga historia.