No
podía parar de leer libros: si terminaba uno, debía empezar de inmediato con
otro; era por eso que siempre andaba con más de uno en la mochila, temiendo
entrar en pánico, perder los estribos y permitir que las palabras escaparan de
su cabeza, junto con el aire lleno de monóxido de carbono que exhalaba
mecánicamente a cada segundo que transcurría de su lenta vida. De vez en cuando
piensa en cómo podría alguien plasmar sus ideas sin ellas; y cuando el tiempo
se lo permite, también piensa en cómo podría alguien vivir tranquilo en un
mundo tan pragmático, derruido y enfermo, como el que pisaban sus pies llenos
de carne y tejidos. No lo sabía, por supuesto, porque siempre tuvo conciencia
que en las páginas que manoseaba estaba el escape, la ilógica sensación de
libertad que llenaba de aire puro sus neuronas, la fantástica bondad de
atiborrar su estómago de irreales banquetes y la maravillosa capacidad de poder
vivir sin tener que escuchar las oraciones mal formuladas de las demás
personas. A veces piensa, cuando refresca su cara con el agua clorada del
lavamanos, en cómo podría alguien aguantar viviendo día a día lo mismo, sin
cambios, sin sorpresas; y cuando respira profundamente, oxidando sus células y su
cuerpo, pudriéndose sigilosamente por dentro, también se pregunta cómo alguien
podría no engullir de vez en cuando una idea bien formulada, un viaje exótico
bien guiado, o un entramado clásico dispuesto a dejarte calado hasta los huesos…
A la gente no le gusta el asombro, lo sabe con la exactitud propia de quien ha
devorado miles de libros por año…, pero a él le encanta. Por eso no puede dejar
de leer libros: teme quedarse vacío, sin nada en su interior, sin pájaros ni
árboles, sin mesetas ni lagos; siente que moriría inmediatamente si algún día
no existiera un libro nuevo que leer, ni nuevas ideas que degustar. Es por eso
que no necesita de las cosas mundanas de la vida; porque ¿quién puede necesitar
comida, agua, aire y muestras de afecto, cuando todo estaba ahí, plasmado en
los libros, los mismos que no podía parar de leer en ningún momento?