Historia #23: De sodio y otras porquerías


Como trabajo empacando en un supermercado, me es habitual presenciar padres dándole de comer a sus inquietos y pequeños hijos sentados en la canasta de los carros, cosa que me horroriza sobremanera: no puedo creer que exista gente que piense que es sano darles de comer bolsas enteras de ramitas saladas o de queso a niños menores de 5 años, o instándolos a tomar Coca-Cola en vez de agua, como si aquello fuera lo más natural del mundo. ¿Sabrán cuánto sodio tiene cada una de esas basuras? ¿Sabrán que un simple vaso de bebida de fantasía tiene el equivalente a diez cucharadas de azúcar aproximadamente? Deben no saberlo, porque si no, estarían dejando en claro que por sus hijos no sienten nada más que odio y rabia… ¿no?
De hecho, creo haber encontrado la razón por la cual mis padres me alimentaban tanto con esas porquerías cuando era chico…

(lágrima silenciosa resbalando por mi mejilla).