Como trabajo empacando en un
supermercado, me es habitual presenciar padres dándole de comer a sus inquietos
y pequeños hijos sentados en la canasta de los carros, cosa que me horroriza
sobremanera: no puedo creer que exista gente que piense que es sano darles de
comer bolsas enteras de ramitas saladas o de queso a niños menores de 5 años, o
instándolos a tomar Coca-Cola en vez de agua, como si aquello fuera lo más
natural del mundo. ¿Sabrán cuánto sodio tiene cada una de esas basuras? ¿Sabrán
que un simple vaso de bebida de fantasía tiene el equivalente a diez cucharadas
de azúcar aproximadamente? Deben no saberlo, porque si no, estarían dejando en
claro que por sus hijos no sienten nada más que odio y rabia… ¿no?
De hecho, creo haber encontrado
la razón por la cual mis padres me alimentaban tanto con esas porquerías cuando
era chico…
(lágrima silenciosa resbalando
por mi mejilla).