Título: La Guerra de las Galaxias (Star
Wars)
Idioma original: inglés
Autor: George Lucas
Año de publicación: 1976
Me encontré este libro en una vieja feria de las pulgas en el Valle
del Elqui. Por el precio al que lo vendían ($2.500), no dudé en comprarlo de
inmediato, no importando que estuviera un poco apolillado y que las hojas
olieran a anciano y tuvieran un desagradable color como a orina seca; sólo lo
tomé y ya, aunque con la punta de mis dedos pulgar e índice, antes de echarlo
en mi mochila. Recuerdo haber pensado: “debe ser una mierda”, imaginando que lo
que tenía en mis manos era una adaptación mala de lo que había sido la película,
como en tantos otros casos en que los resultados son catastróficos; pero como
siempre ocurre cuando nunca aclaro datos ni comparo fechas de lanzamientos y
esas cosas, resulta que la novela, efectivamente, fue antes que la película.
Entonces dije: “veamos”.
Debo decir que la
historia engancha desde un principio, y no sólo por ser una especie de guión
para la posterior película (porque todos los diálogos –o su gran mayoría-
fueron extraídos de sus páginas exactamente iguales), sino por toda la
información que George Lucas se permite entregar sin tener que latear
espectadores ni una sala llena de personas con detalles que cualquier fanático
y ñoño de la ciencia ficción puede saborear sin remordimientos. Con este libro,
a grandes rasgos, se pueden llenar fácilmente todos los espacios vacíos que
deja el argumento, situaciones que en la película parecen no tener muchos
fundamentos, pero que en el desarrollo del libro condimentan el extenso
universo de la saga entera; el funcionamiento técnico de los sables de luz, de
los blasters (o desintegradores), de los droides protagonistas, el verdadero y
noble arte de los jedis, datos importantísimos sobre las Guerras Clónicas,
entre otras cosas, son sólo un pequeño vistazo de todo lo que nos trata de
explicar para hacer más creíble todo lo que salió de su gran cabeza.
Cabe destacar
también, como dato aparte, que en un principio, al parecer, el autor tenía
pensado hacer uso de imágenes más fuertes de las que ya se pueden ver en la
famosa primera adaptación de la saga (como la muerte de Greedo, de Obi Wan o la
mutilación de una de las manos de un rufián de Tatooine), respondiendo, de
paso, una de las más grandes interrogantes personales: ¿cómo puede ser que
alguien, luego de recibir un estruendoso impacto de un desintegrador, no vuele
en mil trozos de carne?; pues bien, en el libro los soldados imperiales,
rebeldes, pilotos de naves, etcétera, de verdad respetan las leyes de la física
y la muerte sanguinolenta, con detalles gráficos y unas cuantas líneas
dedicadas a la explicación de ellas, lo cual, como dije anteriormente, no hace
más que volver más y más rica esta primera entrega.
Si se considera un
gran fanático de Star Wars, o quiere
aprender más de la famosa guerra de las galaxias, este libro queda totalmente
recomendado; y bueno, si no es tan fanático de la serie, debe saber que en sí,
“La Guerra de las Galaxias” es una novela que fue hecha para entretener a la
par que esas películas dominicales donde los choques de fuerzas son notorios,
hay un protagonista huérfano, conocedor de una gran verdad interior, y que al
final de cuentas, es la importante clave para que el bien gane por sobre el
mal. Un libro entretenido, capaz de mantenerte pegado por horas. De hecho,
demoré sólo un par de días en engullirlo.