Microcuento #9: Dejar




−¿Dejarías el copete por mi?
Mi polola me miraba con los ojos vidriosos, queriendo escuchar, por supuesto, una respuesta afirmativa. Pero no podía mentirle a esos ojos, no podía. Cuando le había declarado mi amor por primera vez, le prometí que siempre iba a ser sincero con ella.
−Jamás −le respondí, tomando con fuerza sus manos y mirándola fijamente.      Pareció como si un cuchillo hubiera atravesado su pequeño corazón: rompió a llorar, soltó mis manos y se levantó. Me lanzó una mirada de odio y me dijo:
−¡Entonces quédate solo! −y se fue casi corriendo.
No entiendo por qué mierda me hinchó tanto las pelotas para que fuera sincero con ella, si después llega, se enoja y llora por lo que le digo. De verdad, las mujeres son un cacho. Más encima, yo soy el que me curo, no ella.
Por la chucha...