Microcuento #42: Películas en inglés

Valentina abrió la puerta de entrada con las manos temblorosas, haciéndole un gesto a Gastón para que ingresara antes que ella. El joven le dio las gracias y avanzó hasta el living a oscuras. Valentina no podía evitar sentirse un tanto inquieta. ¡Al fin lo había logrado: Gastón, quien tanto le gustaba, por fin había terminado con su polola y había accedido a ver películas con ella esa noche!; ahora sólo faltaba saber qué pensaba Gastón acerca de su persona para hacerse una idea al respecto y no hacer el ridículo cuando creyera que el momento oportuno para darle un beso había llegado. Si había algo que odiaba Valentina, era hacer el ridículo de una manera como ésa.
            La joven fue a la cocina, abrió un paquete de papas fritas y galletas saladas para verter su contenido en diferentes pocillos, destapó un par de botellines de cerveza fría e invitó a Gastón a sentarse junto a ella en el mullido sofá del living. Luego encendió la tele, echó a correr la aplicación de las películas y las series y le preguntó a Gastón qué quería ver.
            Los gustos de Gastón eran variados y simpatizaban mucho con los de Valentina; por lo mismo les tomó varios minutos llegar a un consenso y escoger una película de los años ochenta que no había visto ninguno de los dos.
            Valentina se sentía con el corazón desbocado. Tenía la sensación de estar en medio de una cacería, con su presa a punto de caer ante ella. Gastón le había gustado por tanto tiempo, que tenerlo al lado era todo un tobogán de emociones. Además, ahora estaba soltero, ya no había ninguna zorra impidiendo que alguien se acercara a él.
            Oye, Vale.
            −Sí, Gastón, dime.
            −¿Podís poner el audio de la película en español? Es que me cuesta caleta leer los subtítulos y seguir la película. ¿Podrías, por favor…?
            Valentina, así como un globo que pierde todo su aire –con su sonido de pedorretas y todo−, sintió cómo su deseo se esfumaba para dar paso un montón de decepción y descontento. La joven articuló el control remoto para cambiar el idioma de la película y se recostó en el sillón, echándose unas cuantas papas fritas en la boca acompañadas de un buen sorbo de cerveza. Sólo deseaba que la película se acabara pronto. Muy pronto.