Historia #102: Un mejor padre



El otro día, la Pía vino y me mostró la maqueta de mi primer libro con todas las de la ley para corregirlo (el de cuentos de terror y la güeá) y sentí una especie de brillo dentro de mi corazón, un latido cuático, insondable; pensé que eso era lo más cercano a prepararse para el nacimiento de un niño, en este caso mi primogénito, ¡mi primer hijo, por la mierda! Pensé: bah, quién quiere niños, que mi hijo mejor sea un libro, total, un libro no me caga en las manos, no me vomita la espalda, no llora por las noches, no me dejará la cuenta bancaria en números rojos. Entonces sonreí y busqué libros de ayuda para papás, me inscribí en talleres de futuros padres, paso día y noche con un libro falso a mi lado procurando que nada malo le ocurra, me preparo para su llegada. Su cuarto ahora está adosado con papel kraft (para que al nacer se sienta como en casa), sus muebles llenos de materiales para encuadernarlo cuando lo necesite o se desarrolle, y el desván vacío en el caso de que su venta sea mala y necesite un lugar para poder olvidarlo.
Desde ese momento creo que soy mejor padre.